La leyenda de Leandro, el santo anónimo
Morada de Clermont (El Refugio), Córdoba – 5 de mayo de 2025
En la madrugada del 24 de marzo de 1970, cuando el amanecer empezaba a teñir el cielo de Córdoba Capital, nació Leandro, un hombre destinado a una vida de profunda búsqueda espiritual. Desde chico, su espíritu extravagante, bohemio y excéntrico lo llevó a explorar su identidad de maneras poco convencionales, acercándose a los otherkin, aquellos que sienten una conexión con lo no humano. En su interior, Leandro concebía su existencia como la de un ser humano-angelical, alguien entre lo celestial y lo terrenal.
Sin embargo, su fe católica romana le recordaba que los ángeles fueron creados por Dios para servir y proteger, no para mezclarse con la humanidad. Buscando respuestas, conversó con un amigo sabio de una orden católica, alguien con gran conocimiento sobre lo trascendental.
Tiempo después, otro amigo, el Tano, le reveló un dato que lo sorprendió: en Calabria, una antigua provincia italiana, Leandro significa "santo" en griego bizantino. Era una revelación poderosa. Años antes, los ortodoxos habían colocado a sus abuelos paternos en el panteón de su amado cementerio San Jerónimo del cual desde el pasado 14 de diciembre del 2024 vive a tan solo dos cuadras y en su primera casa propia, la Morada de Clermont. Esta sepultura era un detalle que siempre le había intrigado. Y hoy, de alguna forma, este vínculo con la fe ortodoxa se iba haciendo más claro.
Hace pocos días, caminando por la Av. Maipú con su novia Analía, ella se detuvo frente a una iglesia llamativa. Intuitiva como es, quiso saber cuál era. Él le respondió: Es la iglesia de San Jorge, la ortodoxa. Solo ellos pueden ingresar. No la conozco por dentro, pero cuando estemos menos cansados por nuestras caminatas de vidrieras, podemos intentar visitarla juntos.
A la vuelta estaba la otra San Jorge, la armenia, esta sí, católica romana, con su antiguo rito en griego bizantino. Leandro la guiaría hasta allí para estudiar juntos todo lo místico de esa fe y su conexión con la tradición católica.
Había investigado el significado de su nombre: en griego clásico, "Leandro" significa "hombre león" o "con fuerza de león". Pero ahora, esta revelación de su nombre como santo en tierras ortodoxas le daba un nuevo sentido a su camino. Ya no era un ángel errante; era un hombre, un santo anónimo.
Siguiendo ese llamado interior, Leandro ingresó a la Orden de la Merced como monje laico, abrazando la disciplina y el espíritu de servicio. Aunque la orden llevaba años desarmada, su vocación seguía viva: defender a los más desamparados. Su mentor, Fray Carlos, le impuso el escapulario de la Virgen de la Merced, marcando su integración definitiva en la tradición mercedaria.
Leandro comprendió que su misión era servir y proteger, no con armas, sino con amor. A través de sus relaciones, había aprendido que su compasión podía extenderse más allá de lo íntimo, hasta quienes realmente lo necesitaban.
No habría altares en su nombre, ni monumentos, pero en cada acto de entrega y sacrificio, su verdadera santidad se manifestaba. No era un ser celestial apartado, sino un hombre que reflejaba la luz de la gracia divina.
En este domingo del Señor, 4 de mayo de 2025, Leandro sintió una urgencia: debía confesarse, adquirir el Estado de Gracia. Un viejo amigo sacerdote le había explicado que el estado de gracia era, simplemente, estar santito. Igual que Santa Teresa de Jesús, Leandro ahora quería honrar el significado renovado de su nombre, intentando mantener esa santidad interior el mayor tiempo posible y si Dios le daba fuerza, fe y voluntad, quizás lograría conservarla por toda la vida obviamente con mas la Gracia Divina.
Y así, la historia de Leandro sigue viva, escrita en cada corazón que recibe su bondad y protección. 🙏✨
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