Recuerdo que en el pasado experimenté una etapa de independencia plena cuando logré la nulidad eclesiástica de mi primer matrimonio con Soledad Berra, y me identifiqué como monje laico mercedario. Desde entonces, he buscado un equilibrio entre espiritualidad y libertad personal, sintiéndome en afinidad con el celibato sacerdotal, pero también con el derecho a explorar mi sexualidad sin comprometer mi identidad.
Para mí, el nombre Javier representa más que mi signo zodiacal en el horóscopo chino; me veo como un "lobo chino de metal", fuerte, independiente y conectado con mi esencia. Mi cuerpo es un templo del Espíritu Santo y mi hogar, mi ermita, es su extensión.
En este momento, lo que más valoro es la autenticidad y la coherencia con mi camino. Quiero que esta nueva etapa refleje mis principios, mi espiritualidad y la expansión de mi ser en libertad. Estoy en una búsqueda profunda de claridad sobre cómo vivir alineado con mi propósito y esencia.
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