Desde el primer momento en que nuestras vidas se cruzaron, descubrí que hay amores que llegan para transformarnos, que te atraviesan el alma y que, incluso en la adversidad, se convierten en luz y refugio. Así fue con vos.
Te entregué mi corazón un 21 de enero de 2018, arrancando un viaje que me llevó a conocerte en tus tristezas más profundas y en tus heridas más marcadas, pero también en la inmensidad de tu ser. Al asumir la responsabilidad de cuidarte a vos y a tus hijas, encontré en mí una fortaleza que no sabía que tenía; crecí con tus luchas y aprendí a amar sin límites.
Sin embargo, los caminos de la vida a veces nos llevan por senderos que no esperábamos. Hoy, aunque mi corazón sigue latiendo por vos, tengo que aceptar que mi rol en tu vida, tal como lo construimos, llegó a su fin. Esto no es una renuncia al amor que te tengo, porque ese amor es eterno. Es una decisión que nace desde el cansancio de la inestabilidad que nos acompañó.
Quiero que sepas que mi hogar siempre será tu templo y refugio, un lugar al que podés acudir cuando lo necesites. Aunque ya no me será posible hacer esos viajes constantes para buscarte o llevarte, estaré acá para acompañarte por esta Córdoba que tanto te desorienta y hasta te genera miedo. Mi cama será tuya cuando te quedes en casa, y yo ocuparé el diván cama. Eso sí, ya no compartiré mis noches a tu lado, como reflejo de este nuevo capítulo en nuestras vidas.
Desde esta nueva etapa que elegí abrazar como monje laico mercedario, al servicio del mundo y de la comunidad, incluso, tal cual lo vaticiné tantas veces, como si fuera el sacerdote con el que tanto me debatí en la vida y que también está dentro de mi Vocación Esencial dual, también le hago voto vitalicio de celibato al Señor Jesús, Amén.
Te llevaré conmigo en cada oración, en cada acto de bondad y en cada pensamiento, lleno de gratitud. Vos, Analía, siempre serás un capítulo crucial de mi historia, una llama que nunca se apagará y ese bastón con mi dragona que te lo encontraste vos, como me has encontrado todos mis mayores tesoros, para que, en lugar de tenerte tatuado en mi cuerpo, te tenga en ese bastón que hace tantos años mi ser llama. Seguiré con mi "hábito dark", e incluso lo continuaré perfeccionando a ese diseño de indumentaria en el que me iniciaste, e incluso hoy en día, a tu pesar, como así también el diseño de mis accesorios y el estilismo. Seré por siempre ese espía que amo ser de las oscuridades con mi ἀρετή siempre a flor de piel y para desorientar al mundo entero, pues ello me divierte como viejo zorro Celta. Este es mi unico y sagrado acecho y no el que has creído que yo te hago a vos, de irte a poner mal en una forma u otra.
Amaría ser tu diseñador gráfico para todo tipo de co-creación que vos te elijas y crees en tus papeles y que como me lo alumbraste durante tu refugiada en casa, yo pondría mi propia creatividad, técnica y tecnología con muchísimo gusto a tu servicio y el de tu empresa.
Como te lo dije anoche, a mi Isabella Francesca, no me la podrás quitar como mi hija auténtica y única, pues ello resulta imposible, dado que al final construimos entre ella y yo ese vínculo que tanto soñe y a ella si la continuaré protegiendo y mentoreando para que conjuntamente con la excelentísima educación que le das dado desde su concepción, se convierta en una mujer de bien, profesional, se sienta amada y jamás abandonada por este padrastro. También la apoyaré con muchísimo amor en todo lo que la vengo apoyando y en más, por ejemplo, ir tratando lo de sus inminentes vicios, cual eneatipo 7 que es, lo cual, realizaré mas que nada, con mi propio modelo de rol y mi ser ermitaño.
Te deseo paz, sanación y que encuentres fuerzas para superar tus desafíos. Yo seguiré cuidándote, en silencio y a la distancia, amándote desde el lugar que ahora me corresponde.
Siempre tuyo, en amor eterno, Leita
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