Queridos amigos de la grupal,
Buenas tardes. Hoy tuve una audiencia en Tribunales y, aunque fue un día importante, no pude evitar extrañarlos. Porque este espacio grupal presencial me encanta, me ha dado fuerzas y lo siento como un poderoso espacio terapéutico que me sirve muchísimo.
Soy un hombre de rituales simples y reconfortantes, como disfrutar cada jueves de un capuchino y criollitos en la plazoleta San Jerónimo. Antes, esos momentos también incluían cigarrillos, pero hoy ya no más. He cambiado el hábito y ahora vapeo. Pero no es solo eso: este fin de semana, después de una charla crucial con Valentina, tomé la decisión definitiva de dejar el vapeo. Mi Día D será el 1° de junio, sin más vueltas ni excusas. Además, ya pagué mi inscripción en el gym, y después de 25 años de sedentarismo, empezaré con pesas todos los días.
Sin embargo, lo más profundo de mi conversación con Valentina no fue esto, sino el inmenso apoyo que me ofreció para comprender mejor mi relación con Analía. Ocho años juntos, una historia llena de desafíos, pero también de amor y esperanza. Si nos damos el sí quiero, si Dios también lo quiere, si la Justicia lo permite, y si el Arzobispado me da la venia que me puso como condición de parte de un cura, luego de obtener por sentencia eclesiástica la nulidad de mi primer matrimonio de los dos que tuve, con mas esta convivencia l.a.t. con Analia (living apart together), nos casaremos. Y lo haremos desde un lugar de madurez, entendiendo que antes de salvar a nadie más, debemos salvarnos a nosotros mismos.
Pero, ojo: salvarse a uno mismo no significa hacerlo solo. Nadie puede salvarse solo. Se necesita ayuda de expertos, de quienes están preparados para guiarnos con ciencia y, en segundo lugar, con terapias complementarias y sanaciones del alma. Lo que acordamos con Valentina es que, si uno no es capaz de priorizarse y ayudarse, pero se desvive por ayudar al prójimo, entonces está pecando de mesiánico. Porque muchas veces buscar salvar a otros es solo una manera desesperada de encontrar un propósito, una misión, un destino que llene el vacío existencial. Y eso no es realmente ayudar.
Así que vamos juntos y a la par, como decía Papo Napolitano. Vamos a priorizarnos, sanarnos y fortalecernos, para poder avanzar con conciencia, equilibrio y verdadera salud emocional.
Abrazo fuerte a todos. Leandro Alippi García
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