Desde joven he enfrentado desafíos y cambios importantes.
Fui muy deportista hasta los 30 años, cuando mi diagnóstico de bipolaridad y
los fármacos vitalicios cambiaron mi enfoque hacia el intelecto y la
espiritualidad, llevándome al sedentarismo, la obesidad y el tabaquismo. Sin
embargo, vencí la obesidad hace tiempo y ahora estoy en proceso de superar el
tabaquismo a través del Programa Appagá de la provincia de Córdoba. A partir de
abril, retomaré la actividad física en el gimnasio, comenzando con tres días
por semana hasta llegar a los seis días del pase libre, con el objetivo de
recuperar mi forma física y reconectar con mi cuerpo.
A lo largo de mi vida también superé otros desafíos. Dejé
atrás el alcoholismo en 1998, el consumo de cannabis en 2005 y una breve etapa
de ludopatía casinera. Además, enfrenté una crisis financiera en 2015 debido a
mi antigua "ludopatía financiera", que me llevó a perder mis bienes
materiales. Desde el 1° de agosto del año pasado, alcancé la tan deseada
libertad financiera, viviendo al contado y sin deudas, apoyado por el sistema
judicial para evitar nuevos empréstitos. Esta nueva etapa me ha permitido vivir
con autonomía total, tanto en mi movilidad como en mis necesidades básicas.
El año pasado, en un gesto de unión familiar, mis hermanos y
yo realizamos un pacto almico fraterno. Con la herencia paterno-materna
compramos dos departamentos: uno para mi hermana Georgina y otro para mí. Ambos
están en condominio al 50% de cada uno de los que veníamos sin casa propia
(Georgina y yo) y los otros 50% corresponden a mis hermanas mayores, Lucia y
Alejandra con el usufructo vitalicio para cada uno en su respectivo hogar.
Ahora tengo mi "Morada de Clermont", mi ermita urbana propia. También
comencé de nuevo en el ámbito automovilístico con mi querido vehículo clásico,
la Coupé Taunus, que si El Cielo todo lo sentencia favorablemente la cambiaré por
otro vehículo que me lo reservo para mi secreto y además adquiriré otros bienes
muebles para mi hogar, vestimenta que necesito mucho, haremos el viaje iniciático
como turistas livianos con mi amada mujer, y estoy en carrera de apuntalar
materialmente para que mi mujer y mi hijastra comiencen a repuntar de una muy mala
etapa de sus vidas y que los tres nos encaminemos definitivamente hacia nuestro
bienestar integral prosperidad y linda calidad de vida, por sobre todo alcanzando
la paz interior todos.
Por último, he tomado la decisión de abandonar los trances
chamánicos inducidos por alcaloides legales como el tabaco, el café, el mate en
exceso y las vigilias, para buscar una iluminación más pura y serena a través
del misticismo zen. Estoy listo para esta renovación integral de cuerpo, mente
y espíritu, avanzando hacia una vida más auténtica y equilibrada.
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